Madera aumentada: ¿futuro de la construcción?

“La madera sigue evolucionando y creciendo en la industria constructora gracias a Woodoo”

La madera es el material más antiguo y tradicional que ha usado el ser humano a lo largo de los años, sin embargo, con el paso del tiempo se ha ido quedando más obsoleto. El hormigón y acero empezaron a destacar más en el ámbito de la construcción debido a su fuerza y relativa reducción de coste. Pero ¿qué puede ser mejor para el mundo que, un material que crece en tu jardín y absorbe C02 en vez de emitirlo? Así expresa Timothée Boitouzet, CEO y fundador de Woodoo, los inmensos beneficios de implementar la madera para construir.

La nuevas necesidades sociales y medioambientales están obligando a especialistas a investigar nuevas soluciones que se adapten a estos cambios. En adición a esto, se estima que para el año 2050, alrededor de 2.5 billones de personas se trasladarán a las ciudades lo que genera una crisis de accesibilidad a la vivienda. A estas cuestiones, se le suma también la preocupación por las emisiones del efecto invernadero. Actualmente, la gran mayoría de los materiales que se usan en la construcción dañan el planeta en su proceso de extracción y manipulación y tras haber sido utilizados, ascienden a ser un tercio de los residuos mundiales. 

En una lucha para mitigar esta situación, científicos junto con emprendedores conscientes con la situación medioambiental están volcándose y apoyándose en la biología como su herramienta aliada. 

Avances recientes en biotecnología nos han permitido adentrarnos en la naturaleza y desarrollar novedosos biomateriales que se pueden encontrar en un amplio abanico de campos. Entre estos ejemplos se incluyen, bio-cemento, una combinación de cemento y bacteria que se auto regenera en caso de brecha; y micelio modificado, una especie de hongo que puede ser sustituido por el cuero. 

La creciente motivación hacia los objetivos climáticos por parte de las empresas y gobiernos, ha conseguido ganar un gran interés por este campo. Sin ir más lejos, estudios estiman que el mercado de los biomateriales será valorado en $81,64 billones para el año 2028.

Entre los biomateriales con mayor atracción en la industria del momento, se encuentran aquellos relacionados con la madera. Una gran cifra de investigaciones y empresas están explorando cómo reinventar la madera, desde buscar maneras de transformarla de opaca a transparente para sustituirlo por el cristal, hasta cómo derretirla para poder ser usada para la impresión 3D.

Hay una clara determinación en conseguir que el uso de la madera cubra las necesidades que la construcción requiere.

En su estado natural, la madera es inflamable y se pudre. Además, no tiene fuerza suficiente para sostener un edificio alto, el cual requiere un tremendo refuerzo de sostención. Con grandes secciones de madera, se podría cubrir estas cuestiones sin embargo nos costaría el espacio interior de la vivienda. La madera es vulnerable a la humedad y variaciones en la temperatura, y en grandes estructuras, otro problema se puede ver reflejado en la reducción de tamaño de este.

Para afrontar estas limitaciones, arquitectos están usando fibras de madera con adhesivos y otros aditivos, o madera previamente tratada con químicos o calor. Por ejemplo, en Noruega, ya se ha registrado un caso de éxito implementando un nuevo uso de madera para construir una torre de 85,4 metros de altura. Su método consistía en usar una madera contra laminada, un popular tipo de madera de ingeniería que se fabrica superponiendo secciones de madera en ángulo recto

Otra forma de elevar el uso de la madera es reduciéndola a niveles celulares, método que destaca de la startup Woodoo que fue fundada en 2017. Los dos componentes principales son, lignina y celulosa. Mientras que la celulosa sirve de andamio, la lignina funciona de “pegamento” entre las fibras. Sin embargo, los puntos de unión que crea son débiles, y, además, con humedad y radiación ultravioleta se debilitan más todavía. En edificios altos, la madera pierde rigidez y la estructura se balancea.

El proceso de Boitouzet elimina esa lignina colocando la madera en un reactor, donde se sumerge en un disolvente de alcalino a alta temperatura. De este modo, las moléculas de lignina se desprenden y se lavan.

Mas tarde, se añade un polímero de origen biológico que ocupa el lugar de la lignina y, cuando este se fija a presión para crear nuevos y fuertes enlaces químicos con la celulosa, se produce un nuevo material que esta startup denomina como  «madera aumentada».

Dependiendo del polímero, puede adoptar diversas formas. Uno de los productos de Woodoo (llamado «Solid») es muy duradero: La empresa afirma que tiene la resistencia del acero y una rigidez 23 veces superior a la del hormigón. También tiene la ventaja de ser resistente a la intemperie, ligero, fuerte, dimensionalmente estable y fácil de mecanizar.

La idea es que “Solid” sea el biorreemplazo del cemento, acero y también del aluminio que se usa en la construcción. Boitouzet pretende centrarse primero en las aplicaciones estructurales horizontales, ya que la mayor parte de esos materiales convencionales se utilizan para crear superficies planas como suelos y techos. En base a un análisis de predicción del ciclo de vida del material, la huella de carbono de “Solid” es 229 veces inferior a la del aluminio, 149 veces más baja que la del acero, y 21 veces menos que la del cemento. 

En abril del 2023, Woodoo recaudó $31 millones para introducir sus productos a mercado, pero eso no es fácil ya que la industria constructora es difícil de penetrar. Debido a las numerosas regulaciones, las cuales varían dependiendo de la zona geopolítica, y la dificultad de recibir las debidas aprobaciones de cada territorio.

Sin embargo, los materiales de Woodo, son fáciles de integrar en la construcción ya que no requiere de profesionales de la industria para adoptar este nuevo método y, además de estar a fácil disposición. También hay indicios de que los códigos y reglamentos de construcción podrían aceptarla. California, por ejemplo, ha aprobado recientemente la madera laminada cruzada para construcciones de hasta 18 pisos, y Nueva York la ha aprobado para edificios de hasta 85 pies de altura.

En opinión de Boitouzet, todo esto lo convierte en una obviedad. «Por un lado, tenemos un material muy emisivo que no es renovable. «Y por otro tienes un material que ha almacenado CO2 y crece al lado de tu casa».

Woodoo ha iniciado recientemente su proceso de regulación en Francia y cree que el proceso durará unos 18 meses. Por ahora, la empresa debe asegurarse de que sus procesos de fabricación son escalables y de que sus productos pueden adaptarse y aproximarse al precio de los materiales que pretenden sustituir. Sobretodo, pretenden competir con el aluminio, porque es relativamente caro. Más adelante, una vez que los costes hayan bajado, se enfrentarán al hormigón, que es un material mucho más barato.

Una pregunta relevante es: ¿qué ocurrirá con la madera aumentada una vez desmantelados los edificios? Si no se va a reutilizar, tiene que haber un plan, porque de lo contrario el carbono que almacena se devolverá a la atmósfera. «” Solid” es reciclable mecánicamente y podría triturarse para venderlo como compuesto biológico al final del ciclo de vida», afirma Boitouzet.

«Todo el mundo en el sector de la construcción busca ahora materiales de base biológica y bajas emisiones de carbono a un precio barato, y es difícil de conseguir», decía Boitouzet. «No podemos seguir construyendo con los mismos materiales contaminantes. Este es el problema que tenemos que resolver para el planeta».

La imagen:

https://www.wired.com/sponsored/story/hsbc-frontiers-biotech-augmented-wood