Categoría: Construcción

LEVEL(s): propuesta de la Comisión Europea de indicadores de sostenibilidad en edificios

Sostenibilidad en edificios

El sector de la edificación como parte de la solución de los grandes desafíos de la humanidad.

En menos de 30 años (en concreto, en el periodo 2020- 2050), la población mundial pasará de 7800 a 9700 millones de habitantes, un incremento equivalente a añadir nuevamente la población de China e India juntas (11 mil millones de habitantes en 2100). Este crecimiento de la población mundial se producirá exclusivamente en núcleos urbanos: de hecho, en el año 2050, la población urbana superará a la que había en todo el planeta a principios de este siglo y para cubrir toda la demanda de esta nueva población en términos de recursos (agua, energía, materias primas, etc) necesitaremos el equivalente a tres planetas si seguimos con nuestro modelo actual.

Como es evidente, sólo tenemos un planeta con capacidad limitada de absorción de gases de efecto invernadero y contaminantes, y de generación de recursos para satisfacer todas nuestras necesidades, por lo que es necesario cambiar nuestro concepto de desarrollo y modelo económico. Solamente garantizaremos la continuidad de la especie tal y como la conocemos hoy mediante la desvinculación del crecimiento del consumo ilimitado de recursos. De la misma manera, deberemos cambiar nuestras fuentes actuales de consumo de energía y pasar a utilizar energías menos contaminantes. Por estas y otras razones, la Comisión Europea lleva trabajando muchos años en el desarrollo de herramientas para la lucha contra el cambio climático (descarbonización y transición energética) y la economía circular.

Siendo el sector de la edificación uno de los responsables de gran parte de los impactos ambientales provocados, también es el sector con mayor potencial de ayudar a resolver los grandes retos de sostenibilidad, como se muestra en la siguiente figura.

El sector de la edificación se convierte así en un actor clave como parte de la solución del problema para alcanzar la neutralidad climática marcada por la Comisión Europea para el año 2050, ya que es precisamente este sector el mayor consumidor de energía y de recursos en la UE. Además, más del 94% de los edificios actuales en Europa seguirán en pie en 2050, debido a la baja tasa de demolición. La mayoría de estos edificios son antiguos e ineficientes energéticamente, con más de la mitad de ellos en las tres clases de energía más bajas (E, F y G) marcadas por la UE.

Por otro lado, los edificios construidos en el pasado fueron diseñados para unas condiciones de vida totalmente diferentes a las de hoy donde no se consideraban la digitalización, el teletrabajo y las condiciones de accesibilidad debido al envejecimiento de la población. La rehabilitación del sector será una de las grandes palancas no solo para generar empleo sino para alcanzar las metas definidas en la hoja de ruta de la sostenibilidad.

Además, el sector de la edificación es clave para el bienestar de las personas, y no solo de forma directa. Si en 2012 los edificios hubiesen sido de clase energética A (la clase energética más alta) la reducción en el pago de la factura energética en los años más duros de la crisis hubiese permitido evitar los recortes en sanidad y educación, cuando nuestra balanza de pagos estaba desequilibrada por nuestra fuerte dependencia energética del exterior. Necesitamos un parque eficiente e independiente de los combustibles fósiles para protegernos no solo a nosotros sino también a nuestro estado del bienestar.

Todo ello nos obligará a una transformación profunda del sector de la edificación, que tendrá que ir acompañada de un cambio global en todo nuestro sistema productivo aplicando principalmente tres estrategias:

Si tenemos claro que necesitamos una edificación más sostenible, también necesitaremos definir mecanismos que nos permitan determinar el comportamiento ambiental de los edificios porque… ¿qué entendemos por un edificio sostenible? ¿es aquel que consume poca energía? ¿el que consume menos agua? ¿el que genera menos residuos? ¿el más económico?

Surge la necesidad de disponer de un sistema de indicadores objetivos que nos permita determinar este concepto. Esto es lo que subyace detrás del concepto de Level(s). Level(s) es un marco voluntario y común para evaluar el comportamiento medioambiental y la sostenibilidad de los edificios durante su ciclo de vida que ha sido desarrollado por la Comisión Europea en colaboración con los actores de la industria, entre los que se encuentra SAINT-GOBAIN.

Level(s) contribuye a la economía circular, ofreciendo un procedimiento por etapas para la evaluación del ciclo de vida a través de un conjunto de indicadores básicos de sostenibilidad, para edificios residenciales y de oficinas, que abordan no sólo su comportamiento medioambiental, sino también otros aspectos clave en la sostenibilidad vinculados con la salud, el confort, el bienestar, el coste del ciclo de vida o futuros riesgos en el comportamiento.

Con esto, se persigue facilitar la adopción de medidas a nivel de edificio que puedan contribuir claramente a la consecución de objetivos más generales de la política medioambiental europea, fomentando dos herramientas esenciales: el análisis del ciclo de vida (ACV) y el análisis del coste del ciclo de vida (ACCV). Está estructurado de la siguiente manera:

    1. Macroobjetivos: seis macroobjetivos en ámbitos como la energía, el uso de materiales y los residuos, el agua y la calidad del aire en interiores.
    2. Indicadores básicos: nueve indicadores comunes para medir el comportamiento de los edificios que contribuyen a lograr cada uno de los macroobjetivos.
    3. Herramientas relativas al ciclo de vida: cuatro herramientas para la generación de escenarios, una herramienta para la recogida de datos, y una metodología del ACV simplificada. Todas ellas están diseñadas para respaldar un análisis más holístico del comportamiento de los edificios basado en un enfoque que abarque todo el ciclo de vida.
    4. Calificación del valor y del riesgo: un sistema de listas de comprobación y calificación que ofrece información sobre la fiabilidad de las evaluaciones del comportamiento realizadas utilizando el marco Level(s).

El sector de la construcción es un gran consumidor de recursos en Europa. Utiliza alrededor de la mitad de todos los materiales extraídos, la mitad de toda la energía consumida y un tercio de toda el agua que se utiliza, generando un tercio del total de residuos.

Esta es la razón por la que la construcción es un objetivo clave de la política de la Comisión Europea para una economía circular, que trabajará para conseguir un sistema económico regenerativo que reduzca al mínimo el consumo de recursos y de energía. Sin duda, Level(s) marcará el camino a los distintos países de la Unión para conseguir los objetivos marcados en 2050.

Nicolás Bermejo,
Responsable Desarrollo Marketing Técnico y Sostenibilidad en Saint-Gobain, Placo e ISOVER.

La reconversión, otra vez

Sostenibilidad en la construcción

Hace ya muchos años, me tocó vivir la primera gran reconversión industrial de nuestro país. A principios de los ochenta del siglo pasado, pasé de ser abogado laboralista a Secretario General de la UGT en el País Vasco.

Hace ya muchos años, me tocó vivir la primera gran reconversión industrial de nuestro país. A principios de los ochenta del siglo pasado, pasé de ser abogado laboralista a Secretario General de la UGT en el País Vasco.

Habíamos comenzado las primeras protestas sindicales contra la llamada “Reconversión Industrial” que cerraba Astilleros y Acerías y reducía la capacidad productiva de unas industrias metalúrgicas obsoletas, que competían muy mal con las fábricas semejantes de otros países, lanzados a su desarrollo industrial, con gran voracidad técnica y laboral (Corea, Brasil, India etcétera). De encabezar las manifestaciones contra aquellas reducciones drásticas de plantilla y cierres industriales, me tocó pasar a representar al Gobierno de España como Delegado en el País Vasco cuando el PSOE ganó las elecciones de 1982. Aquel gobierno de Felipe González, (Boyer, Solchaga, etcétera), lideró la gran reconversión de la industria española y la gran modernización de su economía. No fue fácil. A veces, mirando al Bilbao del siglo XXI me pregunto si alguien recuerda que esta ciudad es hoy un modelo en el mundo de transformación urbana precisamente porque antes hicimos aquella reconversión de su industria achatarrada y de su viejo puerto urbano.

Viene todo esto a cuento de la Reconversión de la Construcción de viviendas que, curiosamente, España no ha abordado a pesar de ser algo habitual en otros países de Europa. He vivido los últimos 10 años en Bruselas y he viajado a Francia desde que era muy joven. Creía que nuestras viviendas eran más sólidas, mejor terminadas, más manualmente trabajadas. Quizás fuera así, pero me pregunto a qué coste. Quizás empleamos más mano de obra, pero, ¿en qué condiciones? Viajé este pasado mes de junio de Bruselas a Barcelona en coche y paré en Lyon. Al lado del hotel donde me hospedé estaban construyendo un nuevo edificio. Me fijé en que las fachadas eran colocadas con una gran grúa que se limitaba a colocar grandes paneles de prefabricados con sus huecos preparados para el montaje posterior de las ventanas. Pensé que este tipo de construcción no se veía todavía en España.

Expreso estás líneas en este libro blanco porque creo en esta renovación técnica, en esta reconversión de la construcción de nuestro país hacia la construcción industrializada y de paso, claro, hacia la sostenibilidad de este importante sector económico en nuestro país.

Importante no solo por la dimensión cuantitativa, es decir, por su impacto en el empleo y en el PIB del país, sino especialmente porque la vivienda se ha convertido en un elemento nuclear de nuestra política social y es objeto hoy de un debate inaplazable sobre un Derecho cuya concreción y materialización, depende también de los precios de construcción, además, claro está, de las políticas para su promoción.

Hasta qué punto esta reconversión hará más fácil, más rápida y más barata la construcción, es algo que no puedo calcular, aunque presumo que así será. Y eso será bueno para incorporar a nuestro debate social, esta variable técnica, cuando un Ayuntamiento a una Comunidad planifiquen la construcción de vivienda social o cuando los promotores prevean soluciones constructivas a demandas sociales inaplazables, como son la vivienda de alquiler barato o las residencias de mayores o tantas otras que están en nuestra agenda social pendientes de propuestas políticas todavía no suficientemente concretadas.

Pienso por ejemplo en la necesidad de viviendas para que nuestros jóvenes se emancipen de sus familias mucho antes de lo que lo hacen. Una de las anomalías de nuestro país respecto a Europa es que nuestros jóvenes abandonan el hogar familiar aproximadamente ocho años más tarde que en la mayoría de los países de Europa. Por supuesto, el problema es multidisciplinar y la alta tasa de paro juvenil es una de las razones de este afincamiento forzoso de nuestros jóvenes en el hogar familiar. Pero muchos estudiantes y muchas parejas jóvenes vivirían independientes si el mercado y las políticas públicas de vivienda les ofrecieran “soluciones habitacionales” adecuadas (fue un error que el país despreciara esta idea cuando se habló de superficies reducidas) y precios acordes a bajos ingresos.

Hay otras variables y otras ventajas en la construcción industrializada que los expertos explicarán mejor, pero sin duda estamos hablando además de un salto gigantesco en materia de sostenibilidad medioambiental. La producción industrializada, en fábrica, de la mayor parte de los componentes de la construcción civil, reduce los enormes impactos ambientales de la construcción en obra. Entre otras muchas razones, porque la propia producción en serie, y en fábrica, está ya sometida a controles de impacto muy severos.

El avance de la sostenibilidad se producirá también en el ámbito financiero porque las exigencias de la taxonomía sostenible en las finanzas se están haciendo cada día más rigurosa en Europa. Bancos y Fondos Financieros miran con lupa el destino de sus préstamos y de sus inversiones y la construcción industrializada les da una garantía medioambiental plena.

A principios de este siglo, el concepto de Responsabilidad Social de las empresas entró con fuerza en España. Fui uno de los promotores de esta otra reconversión. Esta vez, reconversión cultural y conceptual del sentido último de las empresas en nuestra sociedad. Es una renovación también ontológica, que afecta al ser de la empresa, a su función social, a su rol en una sociedad distinta, transformada por múltiples factores ideológicos, sociológicos, económicos, que responden a su vez a los grandes cambios que estamos viviendo en este siglo. Cambios tecnológicos y geopolíticos, cambios culturales y sociales que convierten a las empresas en agentes responsables de sus impactos, de su forma de hacer y de ser ante una sociedad que las mira, que las compara, que las exige y que las valora otorgándoles o negándoles una reputación corporativa, esencial en sus relaciones con los mercados, con los entornos institucionales y con sus analistas financieros. Esencial incluso, en sus relaciones con sus propios accionistas.

Esta renovación cultural y social de las empresas ha venido para quedarse. En los últimos veinte años no ha parado de crecer, de evolucionar, de desarrollar nuevas estructuras de gestión y de investigación. Las exigencias de las Administraciones Públicas han avanzado mucho, especialmente en el ámbito de la información y de la rendición de cuentas (accountability) a la sociedad. Pues bien, quiero creer que la construcción industrializada incorpora a este concepto, a esta cultura de la Responsabilidad Social, a un sector que ha vivido esta evolución, social y cultural, con enorme distancia. Quizás porque su integración en esta línea de comportamiento responsable resultara más difícil o quizá porque se trataba de estructuras empresariales más volátiles, más efímeras. Lo cierto es que el sector de la construcción no es ni pionero ni ejemplar en el área de la Responsabilidad Social, salvando excepciones que seguramente no merecerán esta generalización. Por eso creo que, al hablar de industrializar la Construcción, estamos hablando también de introducir esta cultura y estas exigencias, a las empresas dedicadas a este importante sector y estamos dando por ello un paso significativo en el avance general de la sostenibilidad empresarial.

Soy de los que creen que los tiempos que vienen, en el contexto de las disrupciones ecológica y digital, van a ser muy exigentes en el campo de la sostenibilidad. De hecho, estos conceptos están ya indisolublemente unidos y la competitividad dependerá directamente de la sostenibilidad. Si, como creo y espero, la construcción industrializada nos permite avanzar en esta cultura, ¡Bienvenida sea! Si esta reconversión es, además de una técnica en la forma de construir nuevos edificios y nuestras obras públicas, preámbulo de calidad, de mejora en las condiciones de trabajo, en la lucha contra el cambio climático y en la solución de problemas sociales tan importantes como el de la vivienda, ojalá que la hagamos pronto y bien.

Ramón Jáuregui,
Presidente de la Fundación Euroamérica

Cómo renovar el aire en casa sin perder confort ni energía

Renovar el aire de nuestro hogar para que el ambiente sea saludable y el entorno más agradable es una necesidad que cada vez más reclaman los clientes y el mercado. Sin embargo, airear una estancia de la forma tradicional, abriendo ventanas, puede suponernos una gran pérdida de energía y confort. En invierno podremos perder calor y en verano frío, además de obligar a los sistemas de climatización a un esfuerzo extra para encontrar la temperatura óptima, con gasto energético incluido, algo que siempre repercute en nuestro bolsillo y en el medioambiente.

Por eso existen fórmulas alternativas, que van desde la instalación de sistemas que prioricen el bajo consumo y el confort, hasta principios constructivos que buscan concebir viviendas más adaptadas a estas necesidades.

Sistemas de renovación del aire con recuperación de calor

Como señala el Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (OSMAN), pasamos el 90% de nuestro día a día en espacios cerrados. Precisamente por ello, para una buena calidad de vida, es necesario contar con una buena calidad del aire interior. No solo es necesario para nuestro bienestar, sino para prevenir problemas de salud, ya que la mala calidad del aire puede causar problemas que van desde alergias a cáncer de pulmón.

Sin embargo, como ya hemos señalado, renovar el aire con ventilación normal puede significar perder energía y confort. ¿Cómo se ventila entonces una vivienda de forma saludable y sin perder energía? Cuando queremos ir más allá de una ventilación natural, se aplican en las viviendas lo que se conoce como sistemas de ventilación mecánica. Es algo tan sencillo como un sistema de ventiladores y conductos que introduce y expulsa el aire de las estancias, para esa deseada renovación.

Un paso más allá están los sistemas de ventilación de doble flujo (VMC), que buscan la renovación del aire constante, trasladando aire viciado de espacios húmedos como baños o cocina, y recibe un tratamiento doble con ayuda de la unidad que llamamos recuperador de calor:

    • Por un lado, ayuda al filtrado del aire viciado, mejorando al máximo la calidad del aire interior.
    • Por otro, fuerza a que el aire frío o caliente saliente se “cruce” (pero sin tener contacto directo) en los conductos de la unidad y así se intercambie la temperatura. Por ejemplo, en invierno el aire frío que llega de la calle pasa junto al aire caliente que sale de las estancias, equiparando temperaturas y reduciendo la pérdida de climatización.

Otras fórmulas para renovar el aire interior sin perder energía

Más allá de estos sistemas aplicables en cualquier hogar, están aquellos que se deben plantear desde el proyecto, desde los planos propios de la vivienda. El principal y que está muy asociado al VMC es la aerotermia, que va un paso más lejos que los sistemas de renovación del aire, pues no solo lo renueva, sino que aprovecha la energía ambiental contenida en la temperatura del aire.

Este concepto es altamente eficiente y consume menos energía que los sistemas habituales basados en calefacción tradicional. Aunque exige una instalación específica, también puede recurrir a salidas habituales como radiadores o suelo radiante. Si contamos con la instalación adecuada para la aerotermia, esta puede generar la climatización necesaria además del agua caliente para uso personal.

Si abrimos todavía más el alcance de nuestra búsqueda, encontramos los estándares de casas pasivas o Passivhaus. Tanto estas viviendas, como todos los edificios que conocemos como Edificios de Consumo Energético Casi Nulo (ECCN), tienen como fin la reducción al máximo de las emisiones contaminantes y el respeto al medioambiente.

La sostenibilidad es el eje sobre el que se mueven la mayoría de las estrategias de construcción hoy en día, y con estos edificios se instalan sistemas de ventilación como los que hemos mencionado anteriormente, de recuperación del aire. Pero también va un paso más allá, pues estos estándares habitualmente buscan aprovechar estratégicamente las corrientes de aire, los ciclos de luz y, en general, todas las condiciones externas. Flujos de aire, recuperadores de calor, purificadores de aire… todo para conseguir a la vez ahorro energético y un aire interior más saludable.

Ventilación en hogares y COVID-19

Precisamente la pandemia ha impulsado la concienciación sobre la necesidad de los ambientes con aire purificado. Y tenemos que ser conscientes que en entornos cerrados no solo pueden afectarnos virus, como el SARS-Cov-2, sino todo tipo de partículas nocivas como pueden ser alérgenos o bacterias.

Por un lado, el confinamiento ha motivado que el mercado inmobiliario viva un momento en el que se demandan viviendas más saludables, más espacios abiertos y zonas verdes. Es decir, ahora sabemos lo que es estar encerrados en casa y grandes terrazas, patios o jardines pueden aliviar una situación como la vivida en 2020. Sin embargo, con ello seguimos hablando de zonas exteriores y no abordamos el problema que tratamos hoy, que tiene que ver con la calidad del aire interior.

Con la llegada de la pandemia, todo tipo de organismos y organizaciones se apresuraron en ofrecer sugerencias y consejos para la ciudadanía. Como la Comunidad de Madrid, que en unos consejos generales sobre ventilación y COVID-19, propuso ventilar estancias a diario, medidores de CO2 y filtros HEPA.

Hoy, la llamada nueva normalidad nos ha traído una realidad en la que todos los aspectos que hemos comentado convergen: para una buena calidad del aire, estar confortables y gozar de espacios saludables, debemos contar con los sistemas más adecuados, reciclar el aire con el menor gasto energético y vigilar que nuestro aire esté purificado.

Espacios saludables: una nueva forma de conceptualizar la vivienda

Viviendas con espacios saludables

2Hace tiempo que el sector inmobiliario y el sector de la construcción son mucho más que la construcción de espacios. La escucha y respuesta a las necesidades del cliente y las tendencias del mercado son cruciales para brindar los inmuebles que afrontan los retos y desafíos de presente y futuro.

Por eso, especialmente hoy, tras sufrir el terrible impacto de la pandemia de la COVID-19, el sector se plantea la creación de viviendas más saludables para un mercado que desea bienestar, sostenibilidad y algo más que el confort que había demandado hasta ahora.

La aplicación de la tecnología y las nuevas innovaciones también posibilita unos espacios más saludables. Espacios que impulsan la comodidad de sus ocupantes, con la mirada también puesta en el respeto al medio ambiente, lo que a su vez puede traducirse en menores consumos y reducción de gastos.

Más allá del confort, la vivienda saludable

Dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que un espacio saludable es un entorno que ofrece “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no la simple ausencia de la enfermedad”.

Si trasladamos este mismo concepto a los espacios dedicados al uso de vivienda, la misma OMS ofrece recomendaciones contra el hacinamiento, la calidad de la climatización (frío y aislamiento, así como exceso de calor en interiores), maximizar la seguridad de sus ocupantes y optar por la accesibilidad para todos sus ocupantes. Pero esto son solo recomendaciones para ganar unos mínimos estándares de bienestar.

Hoy queremos casas en las que vivir sea más agradable para nuestra salud y bienestar, sí, pero también porque cada día estamos más concienciados con el cambio climático: desde un proceso constructivo más respetuoso con el medio ambiente, hasta hogares en los que técnicas como la aerotermia permitan un gasto menor en climatización y una reducción de las emisiones contaminantes. Por todo ello, el sector se ha profesionalizado para ofrecer soluciones que hagan frente a los retos de hoy, como es la construcción industrializada.

Además, la pandemia nos ha enseñado a aprovechar al máximo la vivienda: queremos más espacios exteriores (jardines, terrazas, patios…) y queremos más zonas comunes para potenciar la vida dentro de la comunidad. Las viviendas postpandemia van más allá de lo confortable, como decimos, para buscar espacios sostenibles, más verdes y con más acceso al exterior.

Nuevas tecnologías, monitorización y bienestar

Las nuevas tecnologías aplicadas al hogar permiten mantener un control exhaustivo sobre todo aquello que nos otorga ese bienestar deseado, además de regular multitud de aspectos según nuestros deseos. La nueva domótica y los sistemas de tendencia del Internet de las Cosas (IoT) ofrecen soluciones conectadas para gestionar desde nuestros dispositivos móviles muchos aspectos de la casa:

    • Control en remoto, desde cualquier parte, en cualquier momento. Principalmente plataformas desde las que controlar todos los elementos conectados y hacer lecturas de sensores y otros dispositivos: iluminación, persianas, alarmas, distribución eléctrica, consumos, etc.
    • Climatización y gestión de termostatos para una optimización del gasto y un mayor confort. Con la capacidad de programar al detalle por estancias o por horarios concretos. En definitiva, una automatización del hogar en materia de climatización.
    • Otra de las áreas de mayor tendencia en este sector es el de los nuevos sistemas de ventilación, para gozar de una máxima calidad del aire, ahorrar en sistemas de climatización (temperaturas más constantes), y ganar en confort, tanto térmico como acústico.

Con todos estos nuevos sistemas tecnológicos podemos monitorizar desde el ruido a la calidad del aire, la temperatura o la luminosidad. Realmente, no solo se trata de optimizar la vivienda y reducir gastos, sino de adaptar las condiciones para que sean más saludables y agradables para sus ocupantes.

Certificaciones de sostenibilidad, indicador también de bienestar

En última instancia, el último paso para gozar de total confianza en cuanto a que un espacio es saludable es contar con las certificaciones adecuadas de sostenibilidad y confort. Es por ello que cada día se solicitan para más edificios, pues el mercado demanda unas condiciones de calidad que solo estas acreditaciones pueden corroborar.

Entre las diferentes certificaciones de sostenibilidad que hay en el sector (BREEAM, LEED, Verde…), una de las que mejor encaja con el tema que nos ocupa hoy es la certificación WELL. Esta certificación internacional está basada en el bienestar de los ocupantes de un edificio y se compone de un sistema de puntuación en 10 puntos clave: aire, agua, alimentación, iluminación, movimiento, confort térmico, sonido, materiales, mente y comunidad. WELL busca conseguir que los habitantes de sus viviendas vivan en un entorno más saludable, que sus edificios gocen de un impacto positivo en la salud de sus ocupantes y que se mejore su calidad del sueño.

Este tipo de nuevos edificios, que son tendencia, se llevan a cabo mediante técnicas como la construcción industrializada, para lo que Grupo Avintia cuenta con su sistema integral ÁVIT-A. Hablamos de un punto disruptivo en la industria, en el que Avintia pretende revolucionar el mercado, con la colaboración de compañías multinacionales, que le permitan brindar soluciones inspiradoras, innovadoras, eficientes y sostenibles. Es así, integrando soluciones novedosas el proceso de construcción industrializado, como se aporta el bienestar real a los habitantes de la vivienda.

Un nuevo escenario para la vivienda protegida en Madrid

La Comunidad de Madrid es una de las comunidades autónomas españolas con mayor necesidad de vivienda en alquiler y también con un precio medio más elevado para alquilar vivienda. Estos condicionantes han creado un clima propicio para que se apueste por la vivienda pública en alquiler y vivienda de precio protegido o tasado de cara a paliar esta circunstancia adversa.

La respuesta en los últimos meses ha sido muy positiva y se afronta con mucho ímpetu la transformación de un parque inmobiliario necesitado de nuevas propuestas. Por un lado, para hacer frente a una oferta inmobiliaria envejecida, ya que en Madrid, la vivienda en alquiler tiene 56 años de antigüedad de media.

En este contexto de vivienda escasa, envejecida y con precios elevados, la Comunidad está promocionando un modelo público-privado para la creación de vivienda protegida y de alquiler asequible –así como de otros usos- para renovar el sector en la región.

Déficit de vivienda protegida y situación actual

Señala El Economista que España en general, y Madrid en particular, sufren un déficit acuciante de vivienda en alquiler asequible. En el panorama nacional ese déficit supera el millón de viviendas. En el caso de Madrid, este periódico habla de 214.740 unidades, superando ampliamente al segundo (Málaga) que necesita en torno a 136.000 unidades.

Para paliar este enorme problema al que se enfrenta la Comunidad de Madrid, presentó en abril de 2021, entre otras medidas, el llamado Plan Vive: la construcción de hasta 25.000 viviendas de alquiler accesible en los próximos seis años. Hablamos de un proyecto que ya había arrancado oficialmente en enero del mismo año y que arrancó con la licitación de 46 parcelas divididas en 14 municipios de la comunidad.

Además, y como apunta Onda Cero, la Agencia de Vivienda Social (anterior IVIMA) presenta otro proyecto para construir “otras 1.500 viviendas sociales y otros 50 millones se destinarán a la adquisición de 375 viviendas con fondos europeos que permitirán continuar con la lucha contra el chabolismo y la marginalidad”.

Proyectos actuales y contexto en Madrid

A continuación, queremos revisar los proyectos que están enmarcados en esta transformación para la obtención un nuevo escenario para la vivienda protegida en Madrid. Si antes hablábamos de Ayuso y la Comunidad, el Ayuntamiento de Madrid, con José Luis Martínez-Almeida a la cabeza, ha acordado transferir fondos recientemente a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) para financiar viviendas protegidas. Lo más interesante es que desde que empezó este año 2021, se han invertido 85,2 millones de euros para este uso.

Con estas partidas públicas desde los gobiernos regional y local de la capital, además del interés de los inversores privados, la oferta de vivienda protegida va a crecer considerablemente en los próximos meses y años. Bajo estas líneas resumimos algunos de estos proyectos público-privados como son Madrid Nuevo Norte, Operación Campamento, Antigua Cárcel de Carabanchel, Los Ahijones y Los Berrocales.

Madrid Nuevo Norte

El proyecto Madrid Nuevo Norte se define en su propia página web como “la mayor intervención de regeneración urbana de Europa”. Comprende un espacio entre Plaza de Castilla, al norte de la ciudad, y las áreas residenciales de Montecarmelo y Las Tablas de 5,6 kilómetros de longitud y hasta 1 kilómetro de ancho.

De acuerdo con el periódico Cinco Días, los principales responsables de Centro de Negocios Chamartín (el primero de los cuatro ámbitos urbanísticos de Madrid Nuevo Norte) destinarán 260.000 metros cuadrados a viviendas. De ellas, el 20% de esta edificabilidad residencial estará orientada a vivienda protegida. Además, “el 10% de los aprovechamientos será cedido por los propietarios [del suelo], libre de cargas, al Ayuntamiento de Madrid, quien lo dedicará íntegramente a políticas públicas de vivienda”.

Operación Campamento

Si bien Madrid Nuevo Norte es una operación urbanística que lleva casi décadas en proyección, Operación Campamento le va a la zaga. Desde 2005 se persigue que estos terrenos, pertenecientes al Ministerio de Defensa, se urbanicen mediante la colaboración público-privada.

Cubriría el eje centro-oeste de la capital, cubriendo un área de 20 millones de metros cuadrados junto a la carretera de Extremadura (A-5). Sin embargo, el proyecto retomado en los últimos años ha encontrado varios escollos y, aunque se han dado pasos adelante, la situación se encuentra en un estado de bloqueo por parte de las instituciones.

Antigua Cárcel de Carabanchel

En la misma zona encontramos la antigua cárcel de Carabanchel, en desuso tras su cierre en 1998. Los terrenos de este entorno ocupan 172.000 metros cuadrados y, según informa El Confidencial, la operación recibió luz verde para convertirlo en 600 viviendas y usos no lucrativos, entre los que se baraja la creación de un nuevo hospital.

De acuerdo con los datos que proporciona este diario, se espera que en esta primera promoción se construyan 600 viviendas, el 30% de las cuales serán destinadas a viviendas de protección oficial.

Los Ahijones y Los Berrocales

Cerramos este bloque con una información de Idealista sobre los grandes desarrollos urbanísticos que van a cambiar Madrid en las próximas dos décadas. Entre ellos están los de Los Ahijones y Los Berrocales, en el sureste de la capital y que, junto con otros desarrollos, crearán 100.000 nuevas viviendas asequibles.

En cuanto a Los Ahijones, hablamos de una primera fase de 2.780 viviendas, de las cuales 1.646 serán protegidas. Los porcentajes también son altos en Los Berrocales, donde ya está en ejecución la primera fase de 4.500 viviendas, 2.168 de ellas protegidas.

Industrialización de la construcción para cumplir plazos

Muchos de estos proyectos urbanísticos tardarán años en llevarse a cabo, incluso tras arduas conversaciones entre compañías privadas y gobiernos locales o territoriales. Una de las soluciones más punteras que ofrece el sector de la construcción es el de la industrialización. Grupo Avintia es líder en estos procesos y con ÁVIT-A, su sistema integral de construcción industrializada, espera aportar vivienda sostenible, inteligente y con diseño, en los desarrollos de la España pos-COVID-19.

La construcción industrializada ha venido para quedarse y es mucho más que la prefabricación de módulos constructivos. De hecho, Grupo Avintia celebrará en octubre de 2021 su ÁVIT-A Summit, el primer evento dedicado a la industrialización de la compañía, para analizar los desafíos futuros y anunciar sus nuevos compromisos como el de alcanzar un 35% de construcción industrializada para 2025.

Modelo Público-Privado: Solución habitacional para el mercado inmobiliario en España

Solución habitacional para el mercado inmobiliario

La carencia sistemática de vivienda en alquiler en nuestro país ha sido uno de los grandes motivos por los que el precio del alquiler ha crecido desmesuradamente. El caso es más grave todavía en las grandes ciudades. Muestra de ello es que según Atlas RE Analytics y Gesvalt, España necesita “más de un 1 millón de viviendas para satisfacer la demanda de la población española con dificultades para acceder a un hogar”.

El parque inmobiliario español cuenta con una serie de problemáticas que deben afrontarse desde el gobierno y las administraciones, pero también mediante una colaboración con el capital privado. En este panorama encontramos una posible solución a este problema con un modelo público-privado sobre el que queremos hablar en el artículo de hoy.

Panorama del déficit de vivienda en España

De acuerdo con Mercedes de Miguel, responsable del estudio, uno de los motivos del desequilibrio en el mercado inmobiliario es el siguiente: desde 2014 el precio de la vivienda ha aumentado un 12%, mientras que el salario medio solo ha crecido en un 5%.

Tras la crisis económica de 2008 la financiación ha sufrido un endurecimiento y menos particulares reúnen las características para cumplir con las condiciones de una hipoteca. De Miguel asegura que «en 2009 se firmaron 1,79 hipotecas por cada compraventa, mientras que, en 2020, la cifra fue de 0,72 por cada operación».

La opción del alquiler también se debe a la escasez de ahorro entre el público joven y un cambio de preferencia, pues el segmento entre los 30 y 44 años ha pasado de alquilar en un 20% en el año 2004, a un 31% en 2019. Por eso surgen hoy fórmulas alternativas en el sector inmobiliario como es el build to rent (BTR), edificios de viviendas que se construyen con el único fin de que sean de alquiler. Entre las ventajas principales se encuentra una reducción en el precio final y equipamientos e instalaciones interesantes ya que la gestión integral del edificio recae sobre una empresa en lugar de muchos propietarios.

Diferencias de recursos entre ayuntamientos y de precios entre ciudades

De acuerdo con este estudio sobre el inmobiliario español, Madrid es la provincia con mayor necesidad de pisos asequibles (214,740 unidades), seguido de Málaga (136.700) y Barcelona (128.733). Por detrás encontramos a Sevilla (71.319), Valencia (6.146) y Cádiz (59.694).

Ya en 2019, antes del impacto sufrido por la pandemia del coronavirus, una serie de expertos alertaba en Cinco Días de la necesidad de abordar el problema por parte del Estado y el capital privado. Los ayuntamientos y gobiernos regionales no tienen a día de hoy la capacidad para reaccionar a esta demanda tan desmedida y será necesaria una colaboración público-privada.

De hecho, en este artículo se recalca que España es uno de los países de la OCDE que menos gasta en vivienda. Beatriz Toribio, directora de estudios de Fotocasa lo remarca así: “No puede ser que España solo dedique el 0,02% del PIB a política de vivienda”.

Además, las diferencias de precios entre ciudades no son uniformes, así como las subidas registradas en los últimos años. Según un estudio de Idealista, entre 2014 y 2019 el precio de la vivienda en alquiler de las 52 capitales de provincia subió de media un 27,6%. Los mayores aumentos se registran entre Palma (51,5%), Málaga (49,8%) y Valencia (49,5%). En los casos de Madrid y Barcelona las cifras no son muy diferentes, con un 42,2% y un 38,9% respectivamente.

Modelo de concesión: ¿En qué consiste?

Como apunta la consultora PwC, en el marco de medidas tomadas para paliar los efectos del COVID-19, el Real Decreto-ley 26/2020 recoge como principal medida la colaboración público-privada. PwC lo define como “la relación prolongada entre los dos sectores, la participación relevante del sector privado en la financiación del proyecto y su implicación en el diseño y ejecución, y, sobre todo, la transferencia a dicho sector privado del riesgo operacional”.

Este real decreto abarca más temáticas que simplemente el área de inmuebles, pero a partir del artículo 31 y consecutivos, se aborda la colaboración público-privada (CPP), concebida para incentivar la vivienda social o asequible. Esta gira en torno a la concesión de dominio público para estos casos y las regulaciones necesarias para adherirse a la normativa autonómica.

Uno de los puntos más importantes es que, en este decreto ley, se aboga por que el acceso a estos terrenos de propiedad pública sea gratuito (“sin una contraprestación en forma de canon) para la empresa privada que desee explotarlos con el objetivo de realizar estas promociones de vivienda social o asequible.

De la misma forma, este recurso legislativo tiene como fondo la asistencia entre las Administraciones Públicas, ofreciendo instrumentos de colaboración. Finalmente, en estas colaboraciones, citando a esta consultora, “cuyos acuerdos respecto de los derechos y obligaciones que cada una ostente frente al superficiario o el concesionario durante las fases tanto de construcción del edificio como de alquiler de las viviendas, habrán de respetarse en el título de constitución del derecho de superficie o de la concesión demanial”.

¿Cuáles son las ventajas del modelo público-privado?

En primer lugar, no hace falta reseñar lo que ya hemos explicado a lo largo del artículo: hoy en día hay una creciente demanda de vivienda en alquiler y las principales ciudades españolas no son capaces de ofertar las unidades necesarias. La primera y gran ventaja del modelo público-privado es la capacidad de proporcionar la oferta de vivienda requerida.

En definitiva, se trata de ejecutar o finalizar proyectos complejos en los que el sector público unilateralmente podría encontrar dificultades. La implicación del sector privado puede canalizar la intervención de especialistas que permitan desarrollar una calidad mayor en las viviendas, especialmente si la gestión final también recaerá en manos privadas.

La aportación de ese valor añadido de un sector completamente profesionalizado permitirá que el parque inmobiliario, en concreto el destinado a alquiler asequible o social, se ataje de la mejor forma. El mantenimiento y gestión de edificios de viviendas, como es el caso del BTR, potenciará la calidad de los inmuebles y su equipamiento, a la vez que colabora en la reducción de los precios y aumenta el valor del suelo público para los ayuntamientos.

De cara a completar estos proyectos en el menor tiempo posible y asumir el reto presentado, la industrialización es un recurso muy interesante: Grupo Avintia es especialista en la construcción industrializada, un modelo innovador que busca revolucionar el sector con sostenibilidad, calidad y velocidad en los plazos de ejecución.

Construir para alquilar: la cadena de valor del ‘build to rent’

Tradicionalmente en España, la actitud común del consumidor frente a la vivienda era la de apostar por la compra. Durante las últimas dos décadas hemos experimentado cambios sociodemográficos de todo tipo y las preferencias, especialmente en los más jóvenes, han cambiado.

Según datos de Eurostat, España experimenta un aumento cada año en cuanto a volumen de alquileres a nivel nacional. En 2019, el porcentaje de viviendas alquiladas alcanzó el 23,8%, acercándose así al 30,8% de la media general en la Unión Europea.

Esta oportunidad abre un nicho de mercado en el sector inmobiliario y de la construcción que está siendo atajada mediante una fórmula conocida como Build to Rent (BtR), un anglicismo que significa “construir para alquilar”.

El origen del BtR se atribuye a los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, así que se trata de una alternativa relativamente novedosa: la creación de la villa olímpica (donde se acomodaría a los atletas participantes) tenía como destino final el del alquiler de esas viviendas, con precios asequibles para una ciudad muy congestionada y con altos alquileres. Y es que, al reducir el espacio entre los arrendados y arrendatarios, se eliminan intermediarios y tarificaciones extra, con lo que una reducción del precio final para el consumidor es posible. Por lo tanto, hay un origen económico también detrás del BtR, especialmente en grandes ciudades donde los más jóvenes son más proclives a alquilar (mayor movilidad, inestabilidad laboral, etc.).

Además, el impacto del COVID-19 se suma a esa lista de cambios en las preferencias del consumidor. Es una volatilidad añadida a una situación ya delicada, aparte de una crisis que limita las capacidades de ahorro. No obstante, también el BtR obedece a cambios en las preferencias de las nuevas generaciones.

 

Un modelo con amplias perspectivas de futuro

El Build to rent es, sin duda, un modelo al alza con mucho futuro, impulsado por nuevas preferencias sociales y demanda de espacios de viviendas en grandes ciudades con mucha congestión. Como señalan en Rentoo, se trata de una inversión atractiva, segura y estable. Además, los arrendatarios pueden encontrar buenas viviendas en localizaciones interesantes, que pueden contar con equipamientos poco habituales en otro tipo de inmuebles: gimnasios y otras instalaciones deportivas, servicios de consejería, párquines comunales, etc.

El modelo de gestión es diferente al tradicional en el que un particular o una agencia gestionan directamente con la persona o personas que alquilan una vivienda. Aquí grandes empresas o fondos de inversión utilizan el capital necesario para la construcción y puesta en marcha de estos edificios destinados al alquiler. Aunque la gestión final puede depender de terceros, el objetivo es la gestión integral del edificio, con el fin de conseguir una oferta variada y uniforme a la vez.

De esta forma, el BtR conforma una cadena de valor que repercute desde su construcción hasta el disfrute de la vivienda en sí misma, cuyos beneficios se pueden observar a lo largo de la misma.

 

El valor del BtR para el sector inmobiliario

El Build to Rent nace como una respuesta a un reto concreto, pero hoy se puede entender como una solución a problemas muy extendidos en grandes ciudades. Además, para el sector inmobiliario, el BtR es una oportunidad para ser más equilibrado, sostenible y accesible.

Por un lado, responde a unas nuevas necesidades del mercado y, de hecho, se trata de un nuevo concepto de construcción con una solución habitacional de una demanda social. Se espera que en España supere las 90.000 viviendas BtR en los próximos 7 años.

Por otro lado, el BtR supone otra oportunidad para la puesta en práctica de modelos como la construcción industrializada: una nueva forma de entender la construcción que consigue ahorros desde el inicio del proceso y que facilita el desarrollo del Build to Rent. De hecho, la construcción industrializada también reduce el tiempo de los procesos en un 30%, permitiendo que los proyectos se concreten cuanto antes y así agilizar la aparición de viviendas en alquiler tan demandadas en las grandes ciudades.

 

El valor del BtR para los fondos de inversión

Otra perspectiva desde la que mirar al BtR es la de la inversión. Hablamos de una herramienta de inversión inmobiliaria que, como decimos, está empezando a estandarizarse en España. No obstante, se trata de un mercado muy al alza y con una proyección de futuro muy interesante.

En primer lugar, porque, según la firma de consultoría JLL, el Build to Rent obtuvo alrededor de 600 millones de euros de inversión en el primer semestre de 2020. En este año 2021, la consultora Gesvalt anuncia que podemos esperar un crecimiento del 15% en el mercado inmobiliario, potenciado especialmente por la fórmula del BtR. Se trata de un modelo que no solo responde a una demanda social, sino que es atractivo para la inversión, ya que el inversor consigue de un edificio construido una rentabilidad fija a través del alquiler de cada una de las viviendas.

 

El valor del BtR para los tenedores del suelo

Uno de los pocos escollos que está viviendo la implementación del BtR es la ausencia de perfiles especializados en la gestión de este tipo de inmuebles. Para ello, será necesaria una transformación en la que se incorporen agentes tenedores y explotadores de esta tipología de productos. La dinamización de este sector vendrá de la mano de estos profesionales especializados.

Durante los últimos años, la polarización política ha provocado que ciertos sectores públicos ataquen directamente a grandes compañías que son los auténticos tenedores de suelo en las ciudades importantes. Este es un error que hay que solventar ya que estas compañías han de ser actores principales en el desarrollo del BtR en España, puesto que son los que deben acometer las inversiones iniciales.

En cualquier caso, se trata de una propuesta de valor muy interesante para las administraciones públicas y ayuntamientos, debido a que el BtR ofrece soluciones a medida para la necesidad creciente de espacios de vivienda en alquiler.

 

El valor del BtR para al usuario de la vivienda

El final de la cadena de valor lo recibe el usuario de la vivienda. Como hemos comentado a lo largo del artículo, se trata de un público que no encuentra entre sus prioridades la compra de vivienda, pero sí necesita encontrar una vivienda a precios razonables en zonas donde habitualmente es complejo encontrarlo.

Además, el BtR es un producto muy flexible en el que cabe el concepto que hemos relatado (vivienda asequible) con un concepto de build to rent prime (viviendas de lujo en ubicaciones privilegiadas). Por lo tanto, podemos esperar para el futuro próximo que coexistan estas interpretaciones del BtR con otras como el senior living housing (viviendas para tercera edad con servicios integrales), co-living, co-working, etc.

Instalación de fachadas mediante sistemas robóticos

Instalación de fachadas mediante sistemas robóticos

La construcción es un sector en el que la mayoría de los procesos relacionados con la ejecución de los edificios se realiza de forma manual con los problemas que esto conlleva en muchas ocasiones (pérdida de calidad en el elemento ejecutado, retrasos, problemas de seguridad, etc.) y en el que la robótica, la automatización y, por ende, la industrialización no ha tenido, de momento, un impacto considerable como sí ha pasado en otros sectores (como el de la automoción, industria, etc.).

Asimismo, y derivado de esta manualidad en los trabajos (en muchos casos peligrosos) es uno de los sectores que presenta mayores problemas de siniestralidad tanto a nivel nacional como europeo. En España, presenta el mayor número de accidentes con baja por cada 100,000 trabajadores afiliados: un número total de 7.739 en 2018 con 2.000 más que el siguiente sector en el ranking.

En el caso concreto de la instalación de sistemas de fachadas existe, además, una mayor problemática al tratarse de trabajos en altura que generan situaciones de mayor riesgo para los trabajadores. Adicionalmente es necesario reseñar, en el caso específico de las fachadas, la escasa automatización del paso final de instalación de este tipo de sistemas (a diferencia de la forma en la que se fabrican), lo que en muchos casos genera problemas relacionados con la calidad de ejecución (humedades, filtraciones de aire, etc.).

Es por ello por lo que, desde diferentes ámbitos, se está planteando la posibilidad de solventar este tipo de problemas introduciendo sistemas que mejoren este último paso automatizando, en la medida de lo posible, los trabajos relacionados con la instalación en el edificio de estos módulos de fachada. De esta manera se contribuye a una mayor industrialización del sector de la construcción con el objetivo final de construir los edificios de la misma manera en la que se fabrica un vehículo, esto es, en un ambiente altamente industrializado y controlado. Un ejemplo de los trabajos que se están realizando con vistas a conseguir este objetivo de alta industrialización-automatización se puede encontrar en el proyecto Hephaestus “Highly automatEd PHysical Achievements and PerformancES using cable roboTs Unique Systems” financiado por el programa de investigación Horizon 2020 de la Comisión Europea y liderado por Tecnalia.

En el proyecto Hephaestus se propone una forma automatizada para instalar fachadas, proporcionando al final una solución completa, no solo altamente industrializada en producción (los sistemas de fachada utilizados son sistemas modulares que se montan íntegramente en fábrica), sino también, en su instalación y mantenimiento. El proyecto Hephaestus también tiene como objetivo introducir la robótica en el mundo de la construcción para incrementar la calidad de los productos finales, aumentar la rapidez de instalación y reducir los riesgos asociados a la instalación de este tipo de sistemas. Con ello se pretende potenciar y fortalecer el sector de la construcción en Europa y posicionar la industria robótica europea en este sector como un actor importante en los nuevos procesos de digitalización y automatización.

El proyecto se basa en la utilización de un robot de cables (fotografías 1 y 2) para el desplazamiento a lo largo de la fachada y dos sistemas de manipulación o “end-effectors”. El primero (fotografías 4 y 5) realiza las tareas de colocación de los anclajes que necesitan el módulo de fachada (perforación de los huecos en los forjados, colocación del anclaje en su posición final y atornillado del mismo al forjado). El segundo recoge y mueve el muro cortina hasta llevarlo a su posición final (fotografías 3 y 6). El sistema cuenta con un control avanzado de todo el proceso, así como su conexión con un modelo BIM (Building Information Modeling) del edificio. El robot desarrollado podrá ser utilizado, con ligeras modificaciones, para realizar el mantenimiento y limpieza de este tipo de fachadas una vez finalizada la instalación sustituyendo las tareas que hacen en la actualidad las grúas tipo “góndola”.

En el proyecto colaboran empresas de diferentes sectores y países: TECNALIA (España): Coordinador del proyecto y a cargo de los trabajos de desarrollo del robot de cables y relacionados con los sistemas constructivos de envolvente; la Universidad de Munich (Alemania) encargada del desarrollo e implementación de los end-effectors; el centro Fraunhofer-IPA (Alemania) y el CNRS-LIRMM (Francia): a cargo del sistema de cálculo y posicionamiento del robot; CEMVISA VICINAY (España): encargado de la fabricación de los motores que mueven el sistema y comercializador futuro de la solución; NLINK AS (Noruega): encargados del desarrollo junto con la Universidad de Munich del end-effector que instala los anclajes; FOCCHI SPA (Italia): a cargo del desarrollo del sistema modular de muro cortina que se ha empleado en el proyecto; ACCIONA Construcción (España): usuario final del sistema y validador del mismo; R2M SOLUTION LTD (Reino Unido): a cargo de las tareas relacionadas con la diseminación y explotación del proyecto.

El proyecto, cuya investigación no ha terminado todavía (lo hará en diciembre del 2020), cuenta ya con resultados en forma de prototipos. Dos demostradores: uno en las instalaciones de Tecnalia en Derio (Bizkaia) (fotografía 1) y el demostrador final en las instalaciones de Acciona Construcción en Noblejas (Toledo) (fotografía 2). En estos demostradores se están realizando las pruebas finales de uso del sistema en condiciones reales para verificar su funcionamiento en un edificio con estructura de hormigón y comprobar la forma en la que se instalan los diferentes paneles en la estructura del edificio y validar que todos los sistemas funcionan correctamente.

El desarrollo del proyecto Hephaestus ha permitido comprobar que es factible utilizar sistemas automatizados para la instalación de fachadas mejorando la seguridad y aumentando la calidad final de los mismos, así como reduciendo los tiempos necesarios de instalación. El proyecto es un primer avance en esta dirección que permitirá que, en los próximos años, este tipo de soluciones puedan empezar a ser utilizadas por el sector de la construcción para aumentar su eficiencia y seguridad.

Más información en la web del proyecto y en el siguiente vídeo en el que se puede ver un resumen de los componentes con los que cuenta el sistema y su funcionamiento en las instalaciones de Tecnalia en Derio (Bizkaia).

Julen Astudillo Larraz

Responsable de Envolventes Activas y Adaptativas en Tecnalia

Análisis del sistema industrializado en PRL: evolución técnica y menor riesgo

Sistema industrializado en PRL

En comparación con otros sectores, el de la construcción ha manifestado una mayor ralentización con relación a los cambios evolutivos a lo largo de los años. Esto, unido a la crisis económica y sanitaria que ahora mismo estamos viviendo, invita a reinventar el mismo, buscando la necesidad obligada de reestructurarse en todos los campos con el fin de adaptarse a aquellas.

Los objetivos de coste de producción, calidad, plazos y, por qué no decirlo, seguridad y medioambiente, cada vez más integrado en las necesidades de la sociedad, obliga a analizar la introducción de sistemas industrializados en el proceso constructivo actual.

Fabricando los elementos que componen los edificios fuera de su ubicación definitiva (es decir, prefabricando) se puede, no sólo reducir considerablemente los plazos de las obras y mejorar la calidad de la construcción, dado que una buena parte de los procesos de producción se realizan en fábricas, dejando para realizar en el lugar de las obras los trabajos de ensamblaje de los distintos elementos que constituyan el edificio, sino también aprovechar dicha coyuntura para cambiar ciertas costumbres desde el punto de vista de la prevención de riesgos la – borales (PRL), contribuyendo a intentar mejorar los altos índices de siniestralidad que año tras año experimenta el sector de la construcción.

En este sentido, en materia de prevención de riesgos laborales, se debe tener en cuenta varias normativas al respecto dentro de las cuales se encuadraría y apoyaría esta idea expuesta:

    1. Artículo 15 de la Ley 31/95 “Principios de la Acción Preventiva” apartado e), según el cual el empresario aplicará las medidas que integran el deber general de prevención teniendo en cuenta la evolución de la técnica.
    2. Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco normativo de Prevención de Riesgos Laborales, donde se introduce la necesidad de integrar la actividad preventiva en los sistemas de gestión de las empresas.
    3. D. 1627/1997, disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, artículo 8 donde se indica que de conformidad con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los principios generales de prevención en materia de seguridad y de salud deberán ser tomados en consideración por el proyectista en las fases de concepción, estudio y elaboración del proyecto de obra y en particular al tomar las decisiones constructivas, técnicas y de organización con el fin de planificar los distintos trabajos o fases de trabajo que se desarrollarán simultánea o sucesivamente.

A este respecto, la utilización de un sistema industrializado da cumplimiento a dichos puntos, dado que constituye una “evolución técnica” en relación con los sistemas tradicionales y pueden ser diseñados e integrados en un proyecto hecho a medida.

REDUCIENDO LA SINIESTRALIDAD DE LA CONSTRUCCIÓN TRADICIONAL

Por otro lado, tal y como comentábamos, el sector de la construcción es uno de los sectores con mayor accidentabilidad existente. El sistema tradicional de ejecución in situ es una fuente de riesgos por las características que implica: mayor número de trabajadores expuestos y durante mayor tiempo, sobrecarga de exposición a elementos susceptibles de generar riesgos (fundamentalmente maquinaria, materiales y medios auxiliares), menor limpieza del entorno de trabajo, etc. Basta con mostrar los índices de incidencia de cada sector que publica el Ministerio de Trabajo cada año:

En cambio, el montaje de elementos prefabricados es una alternativa que reduce de forma importante estos riesgos, además de presentar otras ventajas desde el punto de vista técnico, económico, de plazos, coordinación de actividades empresariales, medioambiente, etc.

De hecho, una de las grandes características de la construcción industrializada con elementos prefabricados de hormigón es la rapidez de ejecución y trabajar de forma mucho más limpia y ordenada, dado que, por un lado, las piezas de hormigón dispuestas en obra tienen ya la resistencia necesaria para soportar las cargas a las que van a estar expuestas (no necesitan pasar un tiempo para endurecerse y fraguar como en el sistema tradicional) y, por otro lado, los procesos están completamente procedimentados de forma previa, para que cada trabajador cumpla con total seguridad los pasos a realizar durante el proceso de unión de piezas, sin olvidar que las zonas y equipos de trabajo necesarios se pueden establecer a priori, permitiendo con ello una zona de trabajo más segura. Todo esto contribuye, sin duda, a una reducción no sólo de la exposición de los trabajadores a los riesgos laborales presentes en las obras, sino además, a la exposición a elementos susceptibles de generar riesgos anteriormente mencionados, dada la menor necesidad de maquinaria, medios auxiliares, materiales, acopios, etc., bastando, en la mayor parte de los casos, con poner a disposición de la obra los vehículos de transporte, los equipos de elevación y puesta en obra y los propios elementos prefabricados.

Además, los procesos no ocurren de forma paralela como en Fuente: Estadísticas de Accidente de Trabajo año 2019 Ministerio de Trabajo y Economía Social. el sistema clásico y sí uno detrás de otro, lo que permite la reducción de las posibilidades de cometer errores y la coordinación entre empresas y equipos.

A todo ello habría que sumar que las obras que se realizan con prefabricados generan menos movimientos en las obras y, por tanto, menos polvo y menos ruido. Lo que se traduce en menos molestias en el lugar de trabajo, con una reducción de la contaminación acústica y partículas de polvo suspendido en el ambiente, incidiendo positivamente en la salubridad para el trabajador y la sociedad en general.

Finalmente, no podemos dejar de comentar dos aspectos también importantes en ejecución industrializada: Por un lado, la mayor cualificación y especialización del personal de obra que se dedica a ello, en contraste con personal, en ocasiones poco experimentado en determinados oficios en el sistema tradicional y que, sin duda, se va a ver acrecentado con la situación de crisis actual.

Y, por otro lado, la posibilidad de realizar la ejecución y ensamblaje de elementos constructivos en conjunto, como bloques de fachada con el aluminio y cristal de las ventanas ya colocados, lo que elimina de raíz, no sólo los riesgos asociados a la ejecución de dichos oficios en obra, sino también a los trabajos ejecutados en altura en su proximidad.

Todo esto lleva a la conclusión de que en un sistema tradicional el número de riesgos a considerar es muy superior en comparación con el sistema industrial.

Estas diferencias entre uno y otro sistema se pusieron de manifiesto en un estudio acometido por el Instituto Regional de Seguridad y Salud de la Comunidad de Madrid. En este trabajo se compara la ejecución de un forjado y un muro, uno de ellos realizado mediante elementos prefabricados de hormigón y otro mediante técnicas convencionales in situ.

En su conjunto, la ejecución de la losa con placas alveolares presentaba un 27% de mejora en cuanto a los aspectos de seguridad. En el caso del muro, se observaba una mejora todavía mayor de la opción industrializada, siendo prácticamente un 50% más segura.

Por otro lado, según nuestra experiencia con obras ya ejecutadas bajo el amparo industrializado se rompe de forma radical la tendencia continua de accidentes en obra, produciéndose alguno de forma esporádica durante la ejecución de la obra y dando unos indicadores de siniestralidad muy inferiores con relación al empleo de un sistema tradicional, donde existe un goteo continuo de accidentes.

A continuación, se muestra el comportamiento típico de accidentes en una obra ejecutada mediante un sistema tradicional frente al sistema industrializado.

Con todos los datos referidos, podemos afirmar que, si bien la nueva forma de construir traerá consigo nuevos retos para la PRL, eliminará riesgos clásicos que hasta la fecha hacían que el sector de la construcción fuera uno de los que más siniestros sufrían. Por lo que la industrialización proveerá de entornos más seguros y saludables a los trabajadores, siendo este un plus sumado a la mayor sostenibilidad de los sistemas de construcción offsite que tendrán un importante impacto positivo en la sociedad.

 

Jorge González

Director de Prevención, Calidad y Medio Ambiente en Grupo Avintia

La industrialización como oportunidad para desarrollar sistemas de fachada tecnológicamente avanzados

Sistemas de fachada tecnológicamente avanzados

La fachada es uno de los componentes más relevantes de los edificios, puesto que, no solo describe el aspecto y el carácter principal que adopta el conjunto, sino que, además, tiene una implicación directa en la mayoría de las prestaciones fundamentales del edificio como la térmica, acústica, estanqueidad al aire y agua, la seguridad o la privacidad. Aunque no tan frecuentes, existen incluso fachadas con capacidad estructural que permiten resolver edificios muy singulares.

Dado el carácter privilegiado de la envolvente, estableciendo la frontera entre el interior, donde se busca maximizar el confort y las condiciones óptimas para el usuario y, el exterior, sujeto a la meteorología cambiante, las fachadas llevan años progresando hacia conceptos que se definen como una barrera entre esos dos territorios: interior y exterior.

Por ejemplo, en los edificios diseñados para tener un menor consumo de energía, se ha impuesto la necesidad de adoptar una estrategia basada en sistemas cuyo éxito radica en envolventes estancas y super aisladas que, prácticamente, permiten desacoplar ambos ambientes. Siguiendo esta tendencia, en el ámbito de la rehabilitación energética se considera que sistemas de fachada ventilada o SATE, son los que permiten mejorar el comportamiento de la fachada a base de superponer abundante aislamiento térmico a la fachada existente.

Por otro lado, los productos y elementos vinculados a la envolvente plantean, en general, conceptos que se prestan de forma muy favorable a ser producidos y ensamblados empleando procesos industrializados. Soluciones multicapa, paneles sándwich, prefabricados o los elementos para huecos y ventanas, son sistemas que permiten un mayor nivel de elaboración que pueden ser premontados o ensamblados en el taller, frente a sistemas que, pieza a pieza, ladrillo a ladrillo, tradicionalmente se han construido y montado in situ. La industrialización permite elevar sustancialmente el nivel tecnológico y el desarrollo de la solución de fachada a conceptos de mayor complejidad y, en definitiva, posibilita la adopción de sistemas que proporcionan un mayor valor añadido al conjunto.

Si se toma en consideración el binomio proceso y producto, el concepto comúnmente aceptado para definir la construcción industrializada es aquel que persigue un trasvase de los procesos, trabajos, mano de obra y materiales desde la obra, ejecutada in situ, hacia la fábrica o talleres de ensamblaje (offsite), en una estrategia que requiere de la adopción de procesos y tecnologías avanzadas de fabricación, transporte y montaje (métodos modernos de construcción). De esta forma se persigue mejorar el control y calidad del proceso constructivo, con el objetivo último de, para un producto dado; el edificio, optimizar el proceso en términos de plazo, coste, calidad, seguridad y sostenibilidad en su aceptación más amplia.

Es decir, el resultado final es el mismo, lo que cambia es la forma en la que se materializa. Pero cuando se adoptan nuevos procesos de producción avanzados con un salto tecnológico relevante, cabe esperar, también, productos más avanzados y de mayor valor añadido, debido a la relación directa que se establece entre los productos y los procesos asociados. Es en este escenario en el que aparecen productos que son técnica o económicamente viables gracias al propio proceso de fabricación y que, en una construcción tradicional no tienen cabida. A modo de ejemplo cabe destacar la materialización de elementos singulares customizados y fabricados mediante impresión 3D que son muy costosos si se emplean otras tecnologías habituales (moldeo, mecanizado…), o por otro lado, procesos de instalación in situ que gracias a una mayor automatización, empleando robots para el montaje, reducen drásticamente los plazos de ejecución en obra.

Llegados a este punto la función de la fachada no se debe limitar a ser simplemente la barrera que se establece entre el interior y el exterior. Ahora, la fachada se presta a adoptar diferentes funciones con un salto cualitativo que eleva su grado de complejidad y sofisticación.

Frente a soluciones de fachadas pasivas, que generan un “escudo protector” en la envolvente de los edificios y que buscan aislar y desconectar el interior del exterior, se están comenzando a plantear soluciones y tecnologías para resolver envolventes activas y adaptativas que den una respuesta integral al conjunto del edificio. Se trata de soluciones que se fundamentan sobre un funcionamiento dinámico, de tal forma que se permita conectar y desconectar los ambientes interior y exterior según convenga.

Ya no consiste únicamente en incorporar las capas de una fachada al uso (cerramiento interior y exterior, aislamiento y barrera de vapor), también se trata de ensamblar todas las piezas en un elemento montado desde fábrica, que, por ejemplo, incorpore también las ventanas. La industrialización ofrece una oportunidad y una ventaja clara para plantear fachadas tecnológicamente avanzadas, incorporando otras tecnologías como la captación de fuentes renovables para resolver fachadas solares, sistemas para mejorar la calidad del aire y neutralización de contaminantes, soluciones de control solar y gestión de la iluminación o soluciones energéticamente optimizadas; conceptos, todos ellos, que se fundamentan a su vez en tecnologías con un elevado nivel de digitalización y análisis de datos.

Plantear resolver estas fachadas in situ y, de forma tradicional implican desarrollos que no son técnica o económicamente viables, ni tampoco ofrecen garantías en el comportamiento y respuesta de estos productos de fachada sofisticados, debido entre otros, al bajo control en la calidad de la ejecución y mayor dificultad para combinar los sistemas en la obra.

En el momento actual se identifica una clara oportunidad para, a través de la industrialización, resolver otro tipo de soluciones de fachada con prestaciones y comportamientos disruptivos.

No sólo cambia el proceso, también lo hace el resultado.

 

Peru Elguezabal Esnarrizaga

Jefe de Proyecto de Construcción Industrializada en Tecnalia

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